Santos Toluca Final Campeón

Santos empata 1-1 en el Infierno, infla el pecho, juega a lo campeón y logra su sexto título. Premio a un campañón del equipo de Siboldi. Y que siga la fiesta en Torreón.

Por Redacción ONCE | FOTO:


TOLUCA.- No hay Santos que vayan al Infierno, pero sí Santos que tienen una relación directa con la gloria, como este de Robert Dante Siboldi, que todo lo hizo posible y futbolísticamente elaboró sus propias escrituras consagratorias.

El ¡6 de pudo! Santos Laguna es el nuevo monarca del futbol mexicano, un campeón a la medida de su futbol y de su campaña y que se abrazó a su sexta estrella en la cara del Diablo, por si le faltaba un toque bíblico esta apasionante definición del campeonato.

Sí, Santos se consagró en el Nemesio Díez, el estadio maldito para su historia. Ya había perdido dos Finales en esa casa endiablada, pero esta vez el destino fue otro.

Trituró los precedentes, desafió las apuestas y se quitó de encima ese lastre enorme. El Santos de Siboldi lo hizo. Fue 1-1 con Toluca para un 3-2 global. Le bastó un gol para darle forma a la corona.

Y lo hizo Julio Furch a los 9 minutos, después de un centro del Cali Izquierdoz otro símbolo del cuadro lagunero y capitán del barco que construyó Siboldi. Izquierdoz puso una asistencia y un tiro en un poste. Dos postales que amplificaron su póster.

Santos jugó un gran primer tiempo donde jugó con sus ahorros, con la desesperación del Toluca y con el resultado. Jugó con la temperatura del partido: le puso paños frío a la efervescencia adversaria.

Toluca no tuvo freno y entre tanto acelere chocó con la figura de Jonathan Orozco, un portero que tuvo otra noche consagratoria de intuición y reflejos para desviar y atajar balones envenenados.

Santos siempre estuvo consciente de lo que se jugaba. Estuvo a la altura de una Final y de los momentos de una definición caliente. Jugó al futbol, algo poco frecuente en un partido así donde lo único que importa es ir por la periferia del partido mendingando algún resultado favorable.

Toluca se desvaneció. Al mejor equipo de la fase regular -no de la Liguilla- se le cruzaron las cartas. No supo cuál jugar primero para salir del lío futbolístico y psicológico. Encontró el empate al 81’ vía Gabriel Hauche, pero fue un oasis. Fue una gota de dramatismo sobre el final, pero no le alcanzó para la noche heróica.

Santos lo maniató y no se despresurizó. Infló el pecho en el Infierno y le sacó utilidades a la simplicidad de su juego.

Porque Santos así lo hizo a lo largo de todo el torneo. Es un campeón de ley.

Con Siboldi consolidó su idea y reverdeció atributos. Solidificó una base con un modelo de juego madre.

Santos ha logrado establecer patrones de conducta bien definidos. Jugó siempre en equipo, principal factor de quiebre. Sobrio y audaz, Santos ha sido más equilibrado que revulsivo. Al menos, eso es lo que le ha inyectado Siboldi: mayor control y menos desesperación.

Al final del día, conservó su principal tesoro: la idea y un estilo de juego acorde a las aptitudes y a esa humildad que tiene. El trabajo y el esfuerzo, pagan. El sexto no cayó del cielo. Santos es un merecidísimo campeón.

Fotografía: Mexsport

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