Martes 22 de diciembre de 2020

El trofeo de la Liga de Campeones de Concacaf tiene un gran valor para su poseedor porque es el símbolo absoluto de una conquista deportiva que se identifica automáticamente con grandeza, aunque no sólo por eso, sino también por la pasión y materiales con el que está hecho.

La historia de esta copa tiene un diseño que contempla diferentes patrones con una misma causa para coronar al mejor equipo del año por parte del organismo, mismo que en este 2020 se conocerá en Orlando, Florida el 22 de diciembre. Su silueta como tal refleja elegancia, calidad y protagonismo tras su reestructuración en 2018.

Se trata de un trofeo esculpido en latón con propiedades de cobre y zinc, bañado en plata y oro de 24 quilates con un peso de 15 kilogramos diseñado por Epico Studios y elaborado por la firma London Workshops of Thomas Lyte en Londres, Inglaterra con una altura de 74 centímetros. Integra un pedestal de presentación con el grabado de los equipos ganadores de cada edición, el sello del banco Scotiabank por patrocinio en el frente y la parte inferior y un espacio para grabar el nombre del campeón en el centro.

Cuenta con 16 lanzas que atraviesan la base y se integran hasta el molde superior que representan a los clubes que participan en cada edición, así como los mangos a los costados, siendo el primero en contar con el Símbolo de Unidad sobre el centro, distintivo redondo que cuenta con 41 diamantes en representación de las 41 federaciones afiliadas de la Concacaf. Sus diseñadores se inspiraron en "la importancia del torneo en la región, la nueva marca y valores de Concacaf y los 16 equipos que la integran" para su fabricación.

Limpio, puro y elegante, el trofeo sólo ha sido entregado dos veces porque cambió su diseño para la edición 2018 que ganó Chivas y después conquistó Rayados en 2019, supliendo el anterior que contaba con un balón dorado en la parte alta, esperando ahora un nuevo campeón para quedarse en sus vitrinas y evocar el éxito por siempre.

Fotografía: Mexsport