Martes 20 de septiembre de 2022

Cantidad no es lo mismo que calidad, y Tigres tiene de sobra de las dos en un plantel que se cansó de ganar títulos en la década pasada y lo reforzaron con varios millones de dólares para la actual. Sin embargo, a lo largo del Apertura 2022, a Miguel Herrera le costó mucho hallar el ONCE ideal. Lesiones, expulsiones, y un sinfín de intentos tácticos para recuperar un poder goleador que nunca encontró.

Con línea de cuatro; con línea de cinco; con un volante de contención; con dos contenciones. Que Gignac solo arriba, y después acompañado por Caicedo; Córdova como intento de socio del francés y al rato ayudando a Pizarro en el mediocampo. El Conde como único volante o metido entre los centrales. Con extremos y sin extremos, con Vigón como motor o sin Vigón. El Piojo tuvo tanto a disposición que se engolosinó y pocas veces pudo poner lo que verdaderamente pretendía.

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"Tengo un plantel vasto y nos da las posibilidades de mover", dijo en la conferencia previa a enfrentar a Pachuca, en la Jornada 7. Hasta ese entonces, todavía no había utilizado a los tres defensores centrales en el fondo, con los dos carrileros de siempre. El 4-3-3, rotándolo por momentos a un 4-2-3-1, habían sido los esquemas preferidos. Para el viaje al Hidalgo optó por los cinco en el fondo y el plan no resultó.

Las ocho expulsiones que recolectó en el certamen obligaron al DT a modificar varias veces. Las diferentes lesiones también, porque hasta cuando no quería tuvo que hacerlo. Fueron dos las ocasiones que logró repetir la formación: Jornada 4 y 5; y entre la 6 y la 7.

Solo André-Pierre Gignac fue el único futbolista que disputó todos los encuentros (16). Nahuel Guzmán, Guido Pizarro, Igor Lichnovsky, Jesús Angulo y Luis Quiñones se perdieron un juego y le siguen con 15. Esa fue la columna vertebral que eligió el DT.

A Tigres se lo puede dividir en un cuadro de dos caras, porque pasó por diferentes rachas: Miguel Herrera arrancó jugando con cuatro en el fondo y le resultó, porque sumó 15 de los 18 puntos que hubo en disputa, con jugadores expulsados cada jornada. Hasta que llegó la derrota en Pachuca y empezó la debacle, ya que nunca logró repetir su ONCE.

En ese lapso, tuvo que aguantar a la gente pidiendo al unísono la inclusión de Rafael Carioca, y la llegada de un defensor central. Y cumplió con las dos. El brasileño se ganó un lugar, pero luego fue rotando su presencia. Jugó de a ratos, otras veces fue al banco, el claro ejemplo que el DT nunca estuvo conforme con lo que veía. Porque cambia rotundamente tener o no al mediocampista en la cancha... y también llegó Samir Caetano, quien apenas se puso a tono físicamente, se ganó un puesto. Ah, para eso, tuvo que resignar el desequilibrio de Yeferson Soteldo (lo extrañó).

En la segunda mitad solo ganó tres de los ocho que jugó, y eso lo condenó al Repechaje. Las rojas cesaron, pero llegaron las molestias musculares, las jornadas dobles, el regreso de los cinco defensores de cara al Clásico, y los resultados no fueron los esperados.

Si el conductor no tiene claro el camino, la cuestión se torna más complicada, y a Tigres le terminó costando el boleto a la Liguilla directa. Intentó buscar una reacción cambiando los extremos, recuperar el gol con el doble nueve, pero le resultó muy pocas veces. Como si fuera poco, el Diente López se lesionó en el Derbi Regio y perdió un arma ofensiva importante.

Los tres goles de Gignac en la segunda mitad del torneo explican un poco la poca productividad que tuvo el equipo. Ni hablar de la sequía de Caicedo, quien se estrenó ante Querétaro y se le cerró el arco. El Piojo le buscó la vuelta, probó hasta con un equipo partido con cinco elementos defensivos, cinco ofensivos, y sus dirigidos recuperaron la memoria, pero solo fue por un puñado de encuentros (Toluca y Chivas).

Para el cierre de la Fase Regular (a la cual le queda un partido) reaparecieron algunos nombres, como el de Juan Pablo Vigón (perdió terreno en la consideración y volvió con dos goles) y Florian Thauvin, quien estuvo lesionado dos meses. A pesar de las ganas, no alcanzó para sumar los puntos necesarios y Tigres quedó prácticamente condenado al Repechaje (depende de un milagro para derrocar a Santos del cuarto lugar).

Con un 4-3-3; o 4-2-3-1, jugando muchas veces a lo Ferretti, buscando un equilibrio que le quitó peligro, tratando de volver a ser el de antes, con el 5-2-3 que tantas veces utilizó, o tratando de ser sumamente ofensivo con un marcado 4-2-4, sin importar cuánto parta el equipo. Todo eso probó el Piojo. Y ni así alcanzó. Un chin… de cambios.

Fotografía: Mexsport