"Fue algo mágico"
Alfredo Jaramillo platicó con ONCE su camino para arbitrar la Final del Apertura 2024 entre Rayadas y Tigres Femenil.
Por Paulina Gutiérrez | FOTO: Paulina Gutiérrez
"Fue algo mágico"
Alfredo Jaramillo platicó con ONCE su camino para arbitrar la Final del Apertura 2024 entre Rayadas y Tigres Femenil.
Por Paulina Gutiérrez | FOTO: Paulina Gutiérrez
Viernes 27 de diciembre de 2024
Alfredo Jaramillo la peleó desde abajo y de repente le llegó la oportunidad de vivir un Clásico por el título entre Rayadas y Tigres. Hasta ahora, el hecho más trascendental de su carrera. “Fue algo mágico”, tal y como lo definió.
Fue árbitro asistente en la reciente Final Nacional, todo un logro para el nacido en Salamanca, sobre todo porque desde hacía seis años un árbitro varón no conformaba la terna de una definición de la Femenil.
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“Fue un día que me marcó. Sé que faltan muchas cosas por vivir, pero va a ser un día que voy a recordar por el resto de mi vida. Desde que empezó el día hasta que terminó”, le dijo a ONCE en entrevista.
A los 14 años, Jaramillo decidió seguir los pasos de su padre, quien fue árbitro profesional. Comenzó en el futbol amateur, buscó el profesionalismo y, aunque tropezó en sus primeras pruebas en la delegación de Irapuato, no se rindió, se preparó, volvió con más fuerza y logró su objetivo.
El Apertura 2024 de la Liga MX Femenil se lo tomó más en serio que nunca y lo inició con una meta en específico…
“Todo deportista inicia con el objetivo de llegar a la Final y por ciertas razones no siempre se puede. Y en mi caso en específico fue complicado. A veces sientes que vas truncado, que no estás trascendiendo, que no están saliendo bien las cosas, pero es cuando más tenemos que trabajarlo, cuando más tienes que echarle ganas, enfocarte, hacer todo lo que tienes que hacer”.
Es la manera correcta de llegar…
“Claro, si te llega el cabizbajo y dices no puedo, caes en depresión y olvídate, es al contrario y gracias a Dios esto fue increíble porque me fue muy bien en la mayoría de mis partidos. Tuve 13 participaciones de las 17 jornadas. Llegamos a Cuartos con confianza de que nos había ido bien. En Cuartos me va muy bien y me designan en la Semifinal, que fue una locura también la semifinal Tigres vs. América, un ambientazo también. Creí que esa era mi Final y lo viví como mi Final, entregué absolutamente todo y, de repente, pues que cae mi designación para Final y rompió todas mis expectativas”.
¿Qué fue clave en tu superación?
“Me enfoque en cosas ajenas al arbitraje, en prepararme más físicamente. Entrenamos todos los días en Irapuato, en la delegación de Guanajuato y quise hacer doble sesión. Agregué el gimnasio, la buena alimentación que es fundamental para un buen rendimiento. Es el esfuerzo que das día a día con una pizca de suerte de que te volteen a ver y que digan: ‘este muchacho es para este partido’”.
Uno se imagina que está dura la competencia...
“Exacto y la verdad es que te motiva porque dices: ‘voy con unos monstruos’ y vas con personas internacionales, mujeres internacionales, es una locura”.
¿Qué pasó en el Estadio Hidalgo, en esos Cuartos de Vuelta?
“Todos decían que era el partido complicado. Vas con esa mentalidad y me pasa una jugada, que es el gol del empate de Bravas, de que sale o no por la línea de meta. Sanciono que no sale, sigue y cae gol que es el empate global de Bravas”.
Y que aparece el VAR…
“Sí, empieza a checar. El VAR es un plus para los nervios, ayuda muchísimo y a mí en lo personal me motiva, pero también me llena de nervios, hay momentos en los que te dice el VAR: no reanudes estamos checando. Híjole, ahí se te pone todo, imagínate cuando cae gol y dicen eso, está tremendo y yo decía, no manches, qué pasó, ya me equivoqué, estoy seguro de lo que vi, pero la realidad es que vemos algo en cancha y en la tele se ve otra cosa, es totalmente diferente”.
A final de cuentas siguen siendo humanos…
“Y trabajamos con el sentido del ser humano que más falla, que es la vista”.
Una jugada brava que te llevó hasta la Semifinal…
“Caen Semifinales de Ida, no me tocó la fortuna, no me veía jamás en las de Vuelta, pero me designaron. Un partido que decía: ‘ese juego va a ser una locura’, Tigres Femenil vs. América".
Te dio miedo escénico o no…
“Llegamos y lo primero que nos dicen cuando entramos al estadio es que iba haber muchísima gente. Empieza el nerviosismo, las vibras, todo lo que uno empieza a generarse antes del partido y si ya llegas con nervios”.
¿Sentías que ya lo habías logrado?
“Cuando llegué a Semifinal dije que era mi Final, esto es lo que voy a lograr y le agradecí a Dios. Le agradecía a la vida, me fui feliz, le marqué a mis papás que, obviamente son mi mayor motivación y les dije: ‘lo logramos, estamos bien, lo hicimos, lo que sigue ya no depende de mí, pero estoy tranquilo, me voy feliz’ y pensé que ahí terminaba mi proceso”.
LA FINAL EN EL BBVA…
¿Cómo te dan la noticia de estar en la Final? ¿Cómo la tomas?
“Siempre me he caracterizado con mis compañeros porque aplaudo el triunfo de los demás, porque lo veo como un triunfo mío. Cuando ves a compañeros con los que estabas en una cena, en una concentración, convives con ellos, los vas conociendo como personas, los ves en una Final, al menos a mí me genera una emoción tremenda y siempre se los hago saber. Mi amiga Diana (Pérez Borja) fue a la Final de Ida, le marqué: felicidades, no manches qué chido. Después de la Final de Ida se supone que tendría que salir la designación de la Final de Vuelta, acabándose la Ida chequé, hay una página que tenemos donde la checo y no tenía nada”.
Pero queda esa sensación de… chin, otra vez no se pudo…
“Sí, fue como un saborcito decir pude, no pude y me fui a dormir. La verdad es que no pude dormir, soñaba que tenía juego en la Final, me levantaba en la madrugada y checaba la página, mi chip era: quiero estar. Me levantaba en la madrugada a checar la página y nada, hubo un momento en la noche en el que me resigné y me dormí”.
¿Y qué pasó cuando despertaste?
“Me levanto temprano y tengo un mensaje de mi amiga Priscila (Pérez Borja) y me pone: muchas felicidades. Me brincó, dije: ¿felicidades? ¿cómo? ¿por qué? De inmediato me metí a la página y tenía el juego. Me puse a llorar, me levanté, fui al cuarto de mis papás, les dije: voy a la Final. Se pusieron a llorar de felicidad, fue una cosa que desde que me dijeron que iba a la Final hasta que se terminó el juego, no dejé de sentir, tenía el cuerpo lleno de adrenalina, había cosas que ni sabía, me decían qué sientes, no sé qué siento, sentía tantas cosas en el vuelo rumbo a Monterrey”.
Cuéntanos cómo fue ese viaje de casa a tierras regias…
“En el camino al aeropuerto del Bajío a Monterrey iba con mis audífonos, iba en la ventana del avión viendo las nubes, escuchando música, no sabía qué estaba sintiendo, no estaba dimensionando lo que estaba pasando, no lo entendía hasta que llegué a Monterrey. Aterrizando empecé a ver gente con su camisa de Monterrey, con su camisa de Tigres, empecé a sentir y decir: ve dónde estás. Y me generó una motivación tremenda”.
Ya habías tenido la oportunidad de estar en el BBVA, me tocó verte también en un clásico Rayadas vs. Tigres Femenil…
“Fíjate que el estar en el Clásico, en este mismo año, fue una gran experiencia, pero no te lo puedo comparar con la Final a pesar de que es el mismo partido. También había muchísima gente recuerdo, pero era un escenario diferente. Desde que llegamos al estadio veía seguridad por todos lados, entramos al estadio y vi seguridad en todos lados, dije: van a abrir todo. Entramos y generalmente designan un comisario, mandan a alguien de la Liga para para hacer la gestión del partido. Había 50 personas de la Liga, había dos comisarias, estábamos repletos de gente, era totalmente diferente, la sensación, todo el tiempo estuve muy metido, muy concentrado, no sabía lo que estaba viviendo, no lo entendía en ese momento, no me lo creía, decía: es que no puedo creer que estoy viviendo esto, ver la Copa cuando nos la ponen ahí, fue una serie de sensaciones tremendas”.
Te vi emocionado, constantemente mirar al cielo diciendo gracias. Lloraste, Karen (Díaz), te abrazó, cuéntanos tus emociones.
“Todo empezó en el túnel. Escuchar los gritos de las jugadoras que estaban súper metidas, la gente se escuchaba en el estadio, se escuchaba un monstruo afuera y empecé a sentir ese despertar de que estás viviendo. En mis partidos tengo una característica que siempre estoy sonriendo, y me dicen: en cuanto te enfoca la cámara en el protocolo siempre estás con tu sonrisa. Este partido no pude porque iba caminando en el túnel rumbo al protocolo e iba diciéndome: ve lo que estás logrando, iba diciéndome a mí mismo en voz alta: mamá, gracias por todas esas veces que me ayudaste a no desistir, porque ella fue fundamental en este en este logro; mi papá, mis hermanos que admiro tremendamente. Iba caminando rumbo al protocolo y decía: gracias a la vida, gracias Dios por darme la oportunidad, porque solo Dios sabe cuántas veces le lloré por no haber logrado, de decir no pude otra vez".
Te invadió el sentimiento y te permitiste vivirlo a plenitud…
“No pude evitar llorar, no pude y no quise. Quise vivir ese sentimiento que estaba sintiendo y lloré, volteó Karen (Díaz) en ese momento, ella sabe un poquito de la historia que he vivido y me abrazó. Ese abrazo fue cálido, me ayudó mucho y me dijo: te lo mereces y me sonrió, fue nada más revivir esa emoción. En cuanto se acaba el protocolo y nos damos la mano para acomodarnos, se acabó todo, me metí y dije: ‘luchaste, te preparaste, tú pediste este esta oportunidad, es momento de demostrar’. No podía permitirme que los nervios, que la tristeza o todas las emociones que sentía o que la felicidad, incluso, me nublara”.
La Final en el BBVA quedó marcada con una acción, en la que Jermaine Seoposenwe marcó un gol y ante la euforia de la afición, Jaramillo levantó la bandera y señaló fuera de lugar previo.
“Seoposenwe es una jugada rapidísima, que tú le das un pase y al segundo ya está cinco metros adelante, y eso lo planeamos también los asistentes, de saber a quién le estamos arbitrando. De un lado planeamos a Seoposenwe y del otro lado planeamos a Kgatlana, que son las jugadoras más rápidas. Sabíamos que como asistentes nos podía pasar un tipo de cruce así y teníamos que estar listos, entonces nos preparamos para ello. Cuando cae el gol marco fuera de juego. Tenemos que decir una palabra que es delay, cuando pasa ese fuera de juego es que voy a dejar correr, entonces dejamos correr. Cae el gol y dije: ‘me van a matar porque había dicho que era fuera de juego’. Con la responsabilidad que conlleva tomar la decisión levanto la bandera, le digo a Katia que es fuera de juego previo y me dice: ‘está bien, vamos, fuera de juego’”.
Y la locura total en el Gigante de Guadalupe…
“Sentí como se me erizó la piel, cómo se me hizo, fue una locura. Tenía la bandera arriba, todos me decían, muchos compañeros me echaban carrilla, no manches, te ves bien serio, por dentro estaba hecho pedazos de miedo en el buen sentido, el miedo de tomar una decisión en un estadio con 50,000 personas, en el equipo local, eran muchas cosas que estaban en esa jugada”.
Además, era el gol que metía a Rayadas al partido…
“Un gol que cambiaba el rumbo del partido, sin duda. Tan así que después de eso caen los dos goles de Tigres. Sentí como se me erizó la piel, anulo y se me erizó más cuando dice el VAR no reanudes, estamos tirando líneas. Cuando tiran líneas es cuando es una jugada muy justa. No dimensionaba lo que acababa de pasar, hasta que vi el video. ‘Ay, caramba, si está justa, pero es una de las cosas que más amo del arbitraje. El día que deje de sentir esto que te estoy platicando, me tendría que retirar porque no le hallo otro sentido a mi profesión más que esta adrenalina, este nervio, lo bonito que se siente”.
SUS OBJETIVOS DENTRO DEL ARBITRAJE…
Dos Finales Premier, la primera femenil. ¿Qué sigue? ¿Cuál es el objetivo?
“Mi objetivo a largo plazo es ser internacional y llegar a un Mundial, pero tengo mis metas a corto y mediano plazo. Lo primero es subir a la siguiente categoría, llegar a una Final de esa categoría y pelear por un ascenso a Primera División, consolidarme para pelear por un gafete y así paso a pasito. Siempre he dicho que si vas a tu ritmo no vas lento. Considero que vamos bien, la vida me demostró que vamos bien, después de que le reprochaba que no estaba fluyendo de la mejor manera, la vida me demostró que va todo bien y pues a seguir luchando. Llegué de la Final un martes a la casa y entrené miércoles, jueves, viernes”.
¿Por qué seguir entrenando si ya había terminado la temporada?
“No puedes acostarte y decir ya lo logré, ya estuvo. Si llegamos a esta Final, gracias a Dios, pues que sea el escalón para lo que sigue y seguirnos preparando, no confiarnos, no hemos logrado nada y con los pies en la tierra de que tenemos que seguir trabajando”.
SU FRASE DE CABECERA
Esta entrevista distinta para ONCE, Alfredo Jaramillo la cerró con una frase que siempre comparte con los pilares de su vida…
“Solo quisiera cerrar con una frase que voy a llevar por el resto de mi vida, que es: ‘mamá, papá, lo logramos’”.