MIÉRCOLES 24 ABRIL, 2024

Choque de trenes 

05 - marzo - 2019

Tremenda semana tienen encima los equipos de casa...

Pelear los duelos de ida frente a sus respectivos rivales de la Concachampions, ambos con un nivel superior al Saprissa y Alianza centroamericanos y justo el sábado despachar el Clásico Regio.

Para ambos entrenadores será más que complicado elegir ir por el torneo internacional y dejar de lado el torneo casero. No se puede. No se vale. No se los permitirían sus aficionados.

En ambos eventos tienen la responsabilidad moral y deportiva de enfrentarlos con todo lo que tienen, que es suficiente en ambos clubes.

Por primera vez en muchos años tienen planteles tan solventes, que hacer cuatro o cinco ajustes en el cuadro en el primer juego de entre semana, no iría en menoscabo del ONCE que presentarían el sábado en el Clásico.

Por supuesto que el desgaste físico pegaría en los que repitieran, pero en general no tendría que restarle la calidad del duelo que ofrezcan.

La historia reciente le ha metido un ingrediente extra a los Clásicos por los resultados inolvidables --para bien o para mal-- que se han dado y la raza lo vive con una pasión excepcional, por lo que se juega: el orgullo. 

Ambos equipos se encuentran en la cima, viendo al resto por encima del hombro y acallando críticas por cómo están jugando a base de anotaciones.

Tigres no tiene un desempeño espectacular que resulte atractivo y mantenga al espectador al filo de la butaca. El equipo de Ferretti no suele ser frenético ni relampagueante. Adormece al rival (y hasta el espectador) paseando la pelota de un lado a otro, sin prisas, pero sin pausas y los latigazos de Valencia, los Quiñones, Vargas o Gignac, más las pinceladas de Aquino, Chaca o Dueñas matan, cuando el rival ya está cansado de correr tras la pelota y a merced del tiro de gracia.

Las incorporaciones de Paco Venegas, Meza y Salcedo le han devuelto la sobriedad y fortaleza a la zaga felina.

En tanto, el Monterrey sigue sin mostrar una forma de juego definida; a cambio, la calidad de sus individualidades suele sacar adelante los partidos, en algunas ocasiones con ciertos aprietos y en otras, holgadamente.

En defensa no es tanto el problema. El punto es de mediocampo al frente donde las ideas parece que se cruzan y en lugar de tener un tramado que te dé un bordado uniforme, de pronto parece una madeja de estambre toda enredada. Layún por la banda, Jonathan, Maxi o Pizarro no siempre proveen de pelotas limpias a sus artilleros. Gallardo y Charlie son los más eficaces en ese rubro. 

Y no es falta de calidad, la tienen de sobra, lo que parece no haber es un patrón de vuelo definido.

No digo que no exista, digo que da esa impresión, de que es la inspiración la que juega con la 10 y no una forma prediseñada en el pizarrón y entrenada una y otra vez en cancha de prácticas.

Y cuando eso sucede, aparecen sus francotiradores Pabón, Funes, Hurtado o Nico para sacar el resultado y hacer que no se note mucho que falta trabajo. 

Y bueno, pese a esos detallitos, el Monterrey ahí está al frente del pelotón, al igual que los Tigres debido a la calidad de sus futbolistas. La diferencia es que Tigres tiene un estilo --nada bonito, tal vez-- y Rayados está en la búsqueda de éste.

Vamos a ver, señores y señoritas cómo les va. De entrada, son superiores al Atlanta United de Ronald De Boer y al Dynamo. Ni duda cabe. Y en el Clásico, será un choque de trenes. Partidazo el que se espera para envidia de todas las demás plazas que deben conformarse con lo que tienen por allá... que no es mucho.

Que venga pues, lo tenga que venir.

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