SÁBADO 27 ABRIL, 2024

La "revolución" de Eva

Jueves 19 de octubre de 2023

Eva Espejo decidió dejar Rayadas porque considera que se cerró un ciclo. No está mal que lo entienda así y está en su derecho tomar decisiones que le convengan, pero lo suyo tiene más tintes de desgaste que de un final saludable.

Son pocos los entrenadores o entrenadoras que se animan a cerrar ciclos y eso habla de la dignidad profesional. La mayoría se abraza al banquillo y, por ser un puesto de altísima demanda, es preferible estirar la cuerda hasta que los echen.

Ser directora técnica supone ser el primer fusible y Espejo abrió el paraguas antes de tiempo con una inteligente maniobra para no quedar pegada de lleno a un supuesto fracaso de su equipo.

Espejo, en charla con los medios, hizo referencia a un libro de la Revolución Francesa para graficar su decisión. Habló de etapas y consideró que su campaña en Rayadas se ajustó a esa máxima de "destrucción", "construcción" y "sucesión" de aquella gesta europea. Basado en esto, ahora le toca al que sigue seguir su "modelo".

Lo que queda claro es que Rayadas no se revolucionó con Espejo y probablemente la entrenadora no dejará ningún hilo de dónde jalar para mejorar lo que ella hizo. Tan sencillo como que su idea futbolística nunca trascendió más allá del partido siguiente.

Espejo tuvo el valor de cortar un vínculo con Rayadas, al menos el de la dirección técnica, porque da la sensación de que no fue un ciclo agotado, sino que el trabajo de ella está ciclado, lo que es muy diferente. Una frustración que indudablemente se traslada a las jugadoras.

Espejo no ha podido reverdecer la "construcción" que intentó con Rayadas. En todo caso, prolongó los vaivenes del proyecto anterior. Es obvio que algo pudo haber aportado, pero nada que pueda quedar encaminada a una "sucesión".

Lo curioso es que Espejo le puso candado a un ciclo muy temprano y sin demasiadas luces. Los ciclos, cuando menos, tienen una curva ascendente y lo de ella ha sido muy ondulatorio, si no es que lineal, sin picos ni emociones fuertes.

Dijo que se va contenta y agradecida, pero eso es lo de menos. Es una obligación quedar bien con el club que aún le paga, sin embargo, habría que preguntarles a los directivos si también están contentos con Espejo. Posiblemente no.

Al menos, desde los resultados, el que diga que la entrenadora hizo un gran trabajo estará maquillando una realidad, y ese es el problema.

En un ambiente tan tóxico como es el que rodea al futbol, plagado de amiguismo, egos, falsedades y rencores, los protagonistas —léase jugadores/ras, entrenadores/ras y directivos— evitan hacerse daño, aunque muchas veces se dañe al equipo.

Y Rayadas ha perdido brillo. Es cierto que aún no puede caerse a pedazos porque tiene los recursos para estar en la clase alta de la Femenil, pero con Espejo algo se "destruyó" porque definitivamente el equipo no creció. A lo mucho, se mantuvo.

Está bueno que Espejo sea una entrenadora preparada y culta, pero en la Revolución Francesa, cuando menos, se sentaron bases que perduraron en el tiempo. Su comparación con lo que asegura pensó hacer o hizo en Rayadas, difícilmente se encuentre en un libro.

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