SÁBADO 27 ABRIL, 2024

El estrés de Rayados

Viernes 19 de enero de 2024

Hace rato que Rayados no gana un título, pero es el mismo equipo el que se traza ambiciones cada vez más altas que, trasladado a la tribuna, genera expectativas que casi siempre se diluyen en las Liguillas.

Y para el hincha es hasta hartante ese el volver a empezar. A Rayados se le exige mucho menos de lo que se cree. La naturaleza de los abucheos está ligada a decepciones en continuado y no se remite solo al último partido ni al último torneo.

El desencanto viene de arrastre. Es una acumulación de fracasos que, medido desde el millonario plantel que tiene, no se tolera. Al aficionado esta ecuación le resulta simple: ve que los directivos invierten e invierten y los títulos no llegan.

Traer jugadores supuestamente de buena talla no garantiza absolutamente nada. Sí puede ayudar a ser un equipo más competitivo, pero el futbol tiene mucho de azar. No siempre gana el que acumula mayor riqueza. Para el futbol mexicano eso es una mentira.

Pero a Rayados se han cansado de candidatearlo al título sólo por la nómina que tiene, lo que supone ser un análisis distorsionado.

Nunca puedes medir a un equipo por lo que tiene sino por lo que es y en este punto ha tenido muchas fallas. Ha tenido partidos malos, jugadores de flojo nivel, juegos desabridos y formaciones vulnerables, con todo y el cóctel de extranjeros vendidos al público como "talentosos".

Con el paso de los años, Rayados se ha convertido en un club marketinero que en el auge de las redes sociales se sobrevalora el contenido.

Traen jugadores ni siquiera sin saber si lo necesitan, se arma la película mediática y después no saben cómo quitarse de encima a esos activos carísimos sin valor de reventa que no han dado el ancho.

Rayados necesita una identidad futbolística antes de comprar "nombres" para encandilar. Lo mismo sucede con los técnicos, quienes deben lidiar con la herencia que le dejan otros. Como cada quien tiene sus gustos sin una línea del club a seguir y con futbolistas de panza llena, es difícil armar un equipo rentable.

Que si Rayados gana en la fecha uno, dos o tres no dice nada. Entre tantas individualidades, con que una de estas la emboque en un partido es suficiente. El problema es cómo ganar campeonatos a la hora de la verdad.

Por lo mismo, Rayados casi por obligación debe llegar a la Liguilla, pero si no tiene un equipo bien asentado, es probable que las chances de ganar algo se reduzcan, tal como le ha ocurrido últimamente.

A Ortiz solo lo van a sostener los buenos resultados. En Rayados no hay proyecto que valga más que el de lograr un título. Hoy más que nunca le tira al suceso y no al proceso, pero con un condimento estresante sobre sus hombros: el letal veredicto de la tribuna. Ya no será como antes.

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