Un Rayados manso
Viernes 17 de mayo de 2024
Cruz Azul le ganó muy bien a Rayados en el primer round de las Semifinales. No se discute ni el resultado ni la forma. Fue superior, sobre todo en el primer tiempo donde logró imponer el método Anselmi con un despliegue físico descomunal.
Rayados se quedó corto en juego, ambición y hasta en el plan que eligió Ortiz, sin contar que Anselmi se lo cambiaría con un par de modificaciones.
Ortiz no esperaba a un Cruz Azul así; Anselmi seguramente sí sabía cómo maniatar a Rayados. Los dos escenarios fueron muy evidentes.
La cuestión es que hubo mucho mérito del ganador, pero en un buen porcentaje Rayados compró todos los boletos de la displicencia para que el rival hiciera lo que hizo.
Esto da pie a esa sensación optimista, para muchos, de que si Rayados se ponía a jugar posiblemente hubiera conseguido "algo más". Con el diario del lunes es mucho más fácil encontrar razones, pero habría que definir lo de "jugar".
Jugar a conciencia, con la cabeza en alto, los pies conectados y con una generosidad grupal, no tirando centros a la olla a lo bruto, sin receptores en el área, como ocurrió en esa corazonada y cuasi emboscada al final del partido.
Rayados no parece tener menos equipo que Cruz Azul, pero hay una diferencia: el cuadro celeste está mejor trabajado, con líneas obedientes, marcas escalonadas y ataques pensados. Un equipo que trabaja a la perfección las transiciones siempre se sentirá seguro en las dos áreas.
Cualquier fórmula de equipo compacto, utilitario y, a la vez, efectivo, se convierte en un adversario intratable para un Rayados desprovisto de estrategias concretas. Ortiz ya no necesita tiempo, sino resultados y a estas alturas moverle tanto a la sopa la deja sin condimento.
Pero le queda el último intento a Ortiz para establecer una medida de equipo al nivel de lo que se está jugando. Él y Rayados.