Betsy Hernández

NO ES UNA OPCIÓN, ES UNA OBLIGACIÓN

Viernes 07 de marzo de 2025

El futbol es un campo de batalla para las mujeres, quienes en muchas ocasiones enfrentan discriminación de género, lo que no les permite desarrollarse plenamente como profesionales.

La exigencia de igualdad salarial entre las selecciones femeninas y masculinas es una lucha legítima que no solo responde a un reclamo de justicia económica, sino que también es fundamental para el crecimiento del deporte a largo plazo.

La diferencia salarial entre las y los futbolistas es escandalosa. Mientras que las selecciones masculinas reciben millones de dólares por su participación en competiciones internacionales, las mujeres tienen una remuneración significativamente menor por la misma tarea.

La falta de recursos es una de las principales barreras para el progreso del deporte femenil. Muchas jugadoras se ven obligadas a abandonar sus carreras o a buscar otras alternativas para sobrevivir. Esto envía un mensaje dañino a las nuevas generaciones, las cuales terminan desmotivándose ante el panorama actual en cientos de países a nivel mundial.

Obviamente, se entiende que este proceso no se puede dar de la noche a la mañana, sería insostenible y acabaría con la solvencia económica de muchas instituciones, aunque es algo que tendrá que ocurrir tarde o temprano. Representará un acto simbólico, ya que además de impactar en el aspecto financiero, demostrará que los altos mandos valoran al futbol femenil como lo que es: una disciplina de alto rendimiento.

Cuando esta meta se logre, mejorarán las condiciones y se invertirá más en la infraestructura de las ligas femeniles, lo que llevaría a una mayor visibilidad y a un interés creciente por parte de los aficionados. Como resultado, se atraerá más talento y mejorará la competitividad. Todas y todos ganan.

El caso más emblemático ha sido el de la Selección Femenil de Estados Unidos, que cosechó un historial impresionante, siendo 4 veces campeón de la Copa del Mundo (mientras que su categoría varonil nunca ha triunfado en dicha competencia), y aun así las jugadoras tuvieron que demandar a la Federación para obtener una compensación justa.

Si bien se logró un acuerdo en 2022 para la igualdad salarial, este no es un caso aislado, y demuestra que las mujeres, incluso cuando tienen un éxito deportivo sobresaliente, no son tratadas de manera equitativa.

La igualdad salarial en el futbol es solo una parte de la lucha por la igualdad de género en el deporte. Cuando las mujeres reciban un trato equitativo en términos salariales, el mensaje enviado será mucho más allá de un simple ajuste económico. Se tratará de una declaración en favor de un futuro deportivo más inclusivo y justo.

El futbol tiene el poder de ser una herramienta para cambiar la percepción de la sociedad sobre el deporte femenino. La igualdad salarial no solo es un derecho, sino una necesidad para formar un entorno deportivo en el que las mujeres tengan las mismas oportunidades de crecer, desarrollarse y ser reconocidas.

Es hora de que las federaciones y las entidades deportivas internacionales dejen de ver la equidad como una opción y la reconozcan como una obligación para el bienestar de un deporte que le pertenece a todos.

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Betsy Hernández