Martes 05 de noviembre de 2024
Lo que tanto pedía la afición de Rayados a la directiva eran jugadores de peso, que se cargaran el equipo al hombro en los momentos difíciles y fueran determinantes en el campo. Previo al cierre de la Fase Regular del torneo, parece que los dos estandartes de Martín Demichelis son Sergio Canales y Lucas Ocampos.
Luego de la goleada realizada a Atlas, tanto el cántabro como el santafecino se hincharon en cifras que impactaron directamente con el marcador. Mientras Canales se despachó con un doblete y se colocó entre los mejores anotadores del certamen, Ocampos levantó a la tribuna con sus apoyos, taquitos, túneles y su hat-trick de asistencias. ¿Qué aporta cada uno?
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EL MÉRITO DEL PROFE
Con los picos de rendimiento tan pronunciados y en la búsqueda de soluciones, Demichelis instauró un 4-3-3 asimétrico utilizando a sus hombres principales.
Con la variación de tener a Canales como un extremo que acumula pases, junta al equipo y le abre carril a su lateral, el DT ha logrado juntar por un sector al 10, Ocampos, Óliver Torres, el lateral en ese momento y hasta Germán Berterame.
La inclusión a uno o dos toques en el circuito de pases de los ex europeos ha sido mérito del entrenador argentino, viendo una de sus mejores actuaciones en conjunto contra los Rojinegros.
REGATE, TOQUES Y GESTO FINAL
Amenazando desde la frontal con su disparo o en conducciones progresivas, Canales ha encontrado una posición que ahora le favorece para estar cerca del gol.
Con siete goles y dos asistencias, el ibérico dejó un encuentro ganando: dos pases clave, seis de ocho duelos y tres regates completados de tres intentados.
A la voz cantante de Canales se ha unido el futbol de potrero de Ocampos. El extremo llegado del Sevilla ha impactado como el socio del dorsal 10 con controles, apoyos, habilitaciones cargadas de lujo e hiperactividad para presionar alto.
Con cuatro pases clave y ocho recuperaciones, Ocampos se ha vuelto líder para el plantel, ya sea partiendo de la banda o como segunda punta. ¿La incógnita? Regularidad y no picos de rendimiento tan pronunciados de la dupla.
