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Luis Ronaldo Nájera era una de las joyas de Tigres, pero lo congelaron al no querer renovar contrato. Se marchó a San Luis y se convirtió en pieza clave.

Por Matías Giraudi | FOTO: Atlético San Luis

Jueves 28 de noviembre de 2024

La década dorada de Tigres tuvo muchos títulos, finales disputadas, momentos históricos, jugadores que quedarán para siempre en los libros del club, pero un pecado que perseguirá por siempre ese legado: nunca les dio lugar a los juveniles. Luis Ronaldo Nájera fue una de las tantas promesas que solo quedó en eso, pero no por la falta de condiciones, sino de oportunidades.

El volante de 21 años nació en El Mante, Tamaulipas y llegó a las básicas de Tigres con 14 años. Le tomó un par de años destacarse, hasta que con 16 empezó a romperla en la Sub 17. Era la figurita, en aquel entonces como delantero.

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Para el Apertura 2019 se destapó, marcó 9 goles para los felinos en un equipo que no resaltaba ni clasificó a la Liguilla, pero que lo llevó a destacar.

Mientras jugaba para la Sub 17 también formaba parte de la Sub 20. Después de la pandemia le tocó empezar a entrenar con el primer equipo, hizo la pretemporada, pero nunca le llegó esa famosa oportunidad para demostrar de qué estaba hecho.

Por ejemplo, su despegue en Primera División se dio directamente en Atlético San Luis, luego de marcharse libre. En seis años no disputó ni un encuentro, ni siquiera aquel día del Clausura 2023 que Tigres les dio la oportunidad a muchos juveniles en la derrota 3-0 vs León.

El problema con Nájera fue su contrato, cuando le ofrecieron la extensión a principios de 2024 la respuesta fue negativa. En el club optaron por dejar de convocar, ya que iba a quedar en libertad en junio de este año. Así fue, su último duelo con los felinos lo jugó el miércoles 24 de enero, curiosamente, ante Atlético San Luis.

Desde enero hasta junio estuvo congelado, entrenaba, pero no fue convocado. Llegó el final del semestre, quedó libre y lo adquirieron los potosinos. Lo convirtieron en futbolista de Primera División, le dieron el protagonismo que nunca tuvo y el chico empezó a pagar con goles (3), asistencias (4) y se convirtió en un arma a la cual Tigres deberá prestar atención. Un caso más de las joyas que se escaparon de La Cueva de Zuazua.

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