Martes 28 de enero de 2025

Lucas Armando Lobos Mack llegó a Tigres en el Clausura 2008 a petición de Américo Gallego. En aquellos años, el equipo estaba en serios aprietos en la tabla porcentual y el riesgo de descender era muy real. Hubo torneos en que el cuadro felino aseguraba la salvación hasta la última o penúltima fecha.

En este contexto, el enganche argentino desembarcó procedente del Cádiz de España, con cierto cartel por lo que había hecho en sus anteriores clubes, pero con una afición felina algo desilusionada y escéptica con pasados intentos de bombazo, como Everton Cardoso, Kikín Fonseca, Itamar Batista y un largo etcétera que no funcionó.

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Sin embargo, Lobos tomó la batuta en el equipo desde el primer torneo. Fue ese jugador distinto que con goles, asistencias y regates se ganó a la tribuna. Con el paso de las temporadas tomó la capitanía y consiguió liderar al equipo fuera de la zona de descenso, escudado en elementos como Damián Álvarez, Juninho o Héctor Mancilla.

El cúlmen de la carrera de Luquitas con los felinos se dio en el Apertura 2011, cuando ya con el Tuca Ferreti al mando, Tigres logró cortar una sequía de 29 años sin título, y fue el crack argentino el encargado de levantar la copa aquel 11 de diciembre, tras derrotar al Santos Laguna en el Estadio Universitario..

Lucas Lobos salió de la entidad felina previo al inicio del Apertura 2014, con rumbo a Toluca. Dejó la cifra de 68 goles (4to máximo goleador en la historia del club) y 55 asistencias en 232 partidos. En el palmarés consiguió el campeonato de Primera División en 2011, y una Copa MX en 2014. También fue condecorado con el Balón de Oro al mejor jugador de la Liga en los años 2011 y 2012.

Por estos motivos, el dorsal 16 es recordado con cariño por la afición felina, y este martes tomará su lugar como ícono del equipo al ser añadido al anillo de leyendas del Universitario.